martes, 11 de agosto de 2015

CRISIS DE LA ADOLESCENCIA

La madurez no es un estado que se alcanza por el simple hecho de cumplir la mayoría de edad, sino que es un largo y complejo proceso que atraviesa etapas críticas, y que requiere de condiciones adecuadas para que evolucione lo más favorablemente posible. Pero la evolución favorable no significa que no deba haber etapas críticas.
La adolescencia es, en general, la más crítica de estas etapas. ¿Qué les pasa a los adolescentes, que parece tan difícil entenderles? Simplemente, que están aprendiendo a ser adultos, y ello significa, básicamente, empezar a ensayar la autonomía y la autodeterminación que deben tener cuando sean adultos. Pero como personas que están empezando en algo sin tener ninguna experiencia, es lógico que hagan cosas ilógicas. Son sus primeras pinceladas de autonomía; por tanto, son intensas e incoherentes. Son, además, contrastantes para dejar patente que son sus propias pinceladas. Con ello van tratando de hacerse un lugar por sí mismos.
Por ello es normal que de repente nos sorprendan con ideas que “a saber de dónde las han sacado”. Es normal que hoy les guste una cosa y mañana lo contrario. Es normal que se “empilen” de forma intensa y poco duradera con diferentes temas o actividades, así como es normal que actúen de la misma forma en el descubrimiento del amor, idealizando de forma inconsistente a cualquier ídolo, que puede ser el vecino de la esquina o un actor de Hollywood, para cambiar de opinión poco después.
Con las primeras iniciativas de autonomía va asociada la inseguridad que provoca su inexperiencia, por lo que es lógico que busquen apoyo, pero no lo van a buscar en aquel de quien se tienen que independizar, porque es, en teoría, “el enemigo”, por decirlo de alguna forma. Por ello es normal que se refugien en la confidencia de amigos que están en la misma situación, o que ya la pasaron. Tienden a seguir modas de otros porque su deseo de autonomía les hace actuar diferente a la familia, pero su inexperiencia no les permite actuar con criterio propio, porque aún no lo tienen formado. El actuar o pensar hoy de una forma y mañana de otra son ensayos naturales a través de los cuales va formando su propio criterio.
Todo ello provoca inestabilidad, y, por tanto, crisis. La crisis de la adolescencia es una situación contrapuesta que se produce entre un cambio psicobiológico natural que se desea y a la vez se teme, por un lado, y la inercia de la etapa anterior, por otro, que se rechaza pero ofrece seguridad y tranquilidad. La crisis de la adolescencia es natural, y se puede manifestar con mayor o menor intensidad. Muchas veces los padres no somos capaces de entenderlo, pese a que nosotros mismos también pasamos por ello, y criticamos dichas actitudes y tratamos de cambiarlas forzadamente. Con ello, nosotros mismos estamos construyendo un muro en ese espacio de separación que ellos tratan de crear de forma natural.
En la medida en que los padres seamos capaces de entender este proceso y ayudarles a superarlo, aunque sea buscando asesoría, en mejores condiciones estaremos de que evolucione adecuadamente. Debemos hacerlo manteniendonos en ese segundo plano que ellos nos están poniendo, ni más lejos, ni más cerca, supervisando sutilmente, pero sin intromisiones. De ese modo, podemos vigilar su evolución, y ellos, sin perder la confianza en nosotros, tendrán el espacio que necesitan y la seguridad que les da el saber que, en último caso, ahí estamos por cualquier cosa. La superación de las crisis es lo que forma la madurez. La inexistencia de crisis no es normal, y puede ser indicio de la no maduración, o de que algo no funciona.

videos

crisis de adolescencia




crisis  




crisis en el trabajo  




manejo de crisis




Estres

Los problemas más frecuentes que pueden atravesar los adolescentes son:


Problemas emocionales:

Que adolescente no se ha sentido tan triste que ha llorado y deseado alejarse de todo y de todos; pensando que lo vida no merece la pena vivirla. Estos sentimientos pueden dar lugar a un estado depresivo que puede esconderse bajo excesos alimenticios, problemas para dormir y preocupaciones excesivas sobre su apariencia física. También pueden expresarse estos trastornos en forma de miedos o ataques de pánico.



Problemas de conducta:
Por un lado los adolescentes desean que sus padres sean claros y les suministren límites precisos pero cuándo esto se realiza, ellos sienten que le quitan la libertad y no le permiten tomar sus propias decisiones. Se producen desacuerdos y muchas veces los padres pierden el control no sabiendo que les está pasando a sus hijos, ni donde están.

Por lo tanto, es importante que los padres pregunten y conozcan donde están sus hijos, con quién están y adonde van. Y los hijos informen a sus mayores.



Problemas sexuales:

A veces los adolescentes son tímidos y están preocupados por su físico y esto lleva a que no hagan preguntas acerca del sexo a sus mayores. En otras oportunidades pueden recibir información errónea de sus amigos y compañeros.

En otras ocasiones, puede ocurrir que sus experiencias sexuales las realicen en situaciones de riesgo de embarazos no deseados o de posibles contagios de enfermedades de transmisión sexual. El frecuentar situaciones de riesgo puede indicar problemas emocionales o reflejar una necesidad de vivir al límite.

Para prevenir dichos problemas sexuales es importante que los padres, docentes, médicos de cabecera o centros de orientación familiar, ofrezcan a nuestros jóvenes la adecuada información y orientación sexual.